miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cuadernos de apenas casi nada


...como una broma pesada y de mal gusto, una condena no solicitada.

Los habréis visto; danzan por nuestras calles sin ser oídos ni escuchados. apostados en una esquina, esclavizados por algún mal nacido mientras suplican unas monedas para comer y tener alguna cama caliente donde poder turnarse para dormir.

Como os contaba no es la primera vez y mucho me temo que no será la última que la vea.
Señor... señor una moneda, mientras dibuja una sonrisa casi franca y destripa con el acordeón nuestras conciencias. La gente pasa una y otra vez por delante, de vez en cuando una anciana se para y suelta algunas monedas... es curioso siempre son mujeres ancianas las que se dan cuenta del dolor que llevamos dentro.

Pero en este día que os cuento el termómetro no subía de cero grados un aire demasiado frío incluso para los que viven con el perpetuo hielo en los huesos y el estómago. No pude por menos que fijarme en su cara.

Hoy no había suplica en su cara simplemente dolor. Dolor de no entender por qué la vida lo proporciona semejante destino. Dolor de no entender por qué tiene que pasar semejante sufrimiento por vivir. El acordeón tirado en el suelo los dientes apretados con rabia contenida mientras los dedos ya sin circulación se aprietan en un puño contra puño intentando sentir.

Y pasé por delante y me di cuenta de todo esto que os estoy contando. Y pasé por delante y seguiré pasando por delante con mi montón de justificaciones en la cartera. Y pasé por delante sabiendo casi perfectamente lo que le espera... dentro de unos meses esta niña dejará de ser una niña para ser explotada todavía más brutalmente si cabe.

Y con el frío en el rostro y su dolor me quedé sin contestaciones y sin justificaciones.

Algunos días después ya con un rayo de sol o dos. La gitana de unos metros más allá que vende tomates y ajos. Ya sabéis, gorda y de negro, casi sacada de un sketch de los Morancos. ¡Guaapa mira que hermosos los traigo! ¡Preciosa los mejores tomates de la tierra y si compras media docena te digo el porvenir! ¡Vamos que me los están quitando!

Esa gitana, esa gitana le de comer todos los días a la niña supongo que rumana. Mientras le dice al oído: esto es para ti mi niña, que nadie te lo vea.

¡El silencio es cómplice!
Borja Palacio


El texto que habéis leído es una fragmento de "Cuadernos de a penas casi nada" que según su propio autor (mi hermano) "es una manera de gritar a este mundo pendejo y genial". No he podido resistir la tentación publicarlo.

La pobreza es la mayor lacra de la humanidad. Nos quieren hacer creer que es algo inevitable, consustancial a la propia sociedad, casi como un designio divino.

No es así, la pobreza está basada en la injusticia y en la mirada que se aparta, en el abuso de unos sobre otros. Por fortuna, como decía Eduardo Galeano, "por primera vez en la historia de la humanidad, los desheredados no aceptan su desdicha como destino".

Otro mundo es posible.

1 comentario:

  1. No sé por qué, me gusta mucho! je je. No en serio todo un honor estar aquí.
    B.P

    ResponderEliminar