viernes, 8 de abril de 2011

Born to run



A mi hermano Juan, a los que nacieron para correr.
¡Corre Juan, corre! Camina por el sol...

4 comentarios:

  1. Todavía recuerdo la emoción con la que Juan nos contaba el concierto de Bruce que había vivido horas antes..
    De esto pasaron mas de 25 años, pero para mí es como si hubiera pasado ayer mismo.
    Por cierto, cada mañana, cuando enchufo mi Stratocaster, siempre le brindo un saludo a Juan, nuestro bajista del grupo "Noviembre".
    Un abrazo para todos los que soportaban el ruido de los ensayos en C/ Ibiza 25...

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  2. Se me ha ido mi amigo Juan.

    Mi amigo Juan era algo así como el alma de un grupo de adolescentes absolutamente gansos que amaban la música, el deporte, el campo y la juerga.
    Mi amigo Juan era pura vida.
    Con mi amigo Juan -con mis amigos- era posible pasar la tarde riendo, charlando, escuchando…
    Mis recuerdos me evocan a una especie de líder natural sin quererlo, simplemente por la gracia de una vitalidad que sabía sacar lo mejor de sí mismo y de los demás, y también con las flaquezas que nunca supe ver del todo o que sencillamente no me importaban.

    El tiempo pasa a mucha velocidad y no te das cuenta. Terminas por perder el encanto y empieza a costar el placer de la risa, de la palabra o de la amistad, y comienzas casi inevitablemente a encasillarte y a cambiarlo todo por responsabilidades y tiempo.

    Hay lógica en todo ello, pero en el camino hay un rico mundo que se aleja y un buen día las caras se difuminan y se pierden, los recuerdos son anécdotas y ese mundo desaparece. Es la vida, supongo.

    Y cuando todo parece que ha pasado para siempre como en la lógica de un guión, aparece como por arte de magia la posibilidad del reencuentro.
    Distinto, pero reencuentro ¡Tantos años! Parece casi un milagro, pero también parece que definitivamente los milagros se resisten, y de la misma forma que se te abren los ojos inesperadamente con la curiosidad y la impaciencia de un chaval, la realidad se empeña, una vez más, en negar lo posible.

    Esa maldita realidad vestida de mala suerte, me ha impedido verlo y quererlo, tal y como fue entonces, o tal y como fuese ahora, después de muchos años, demasiados.
    Por muy poco.
    Me quedan los recuerdos y las historias que contar, por hermosas y divertidas, a los que vienen detrás.
    Están ahí, esperando.
    Gracias...
    http://www.youtube.com/watch?v=EAchKt2xjsw

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  3. Han pasado meses ya y posiblemente nadie lea esto, casi lo prefiero.
    He leido los comentarios de Alejo, de Rafa, de Luis y cuando me he dado cuanta estaba llorando. Llorando por ti , querido Juan por que por la razón que sea no volveré a verte en esta vida. Sólo deseo que haya un más allá para volver a verte, para volver a vivir la vida como en aquella época. Con nuestros estupidos miedos, las tardes de aburrimiento en tu casa esperando que pasase algo que nunca llegaba, amando juntos, filosofando sobre la nada, como si estuvieramos dentro de la canción de Ottis redding "sitting on the dock of the bay". Esos eramos nosotros, ese eras tu. Ahora representas todo eso que me he robado a mi mismo, esas oportunidades no aprovechadas, esa llamada no devuelta, ese " a ver si nos vemos" nunca ejecutado, en definitiva ese "hasta siempre" y ....sabes? no te imaginas como me arrepiento. No sé porqué quiero creer que me estás escuchando. Perdoname mi amigo, mi hermano, mi Juan. A partir de ahora intentaré hacerme merecedor de una vida que tengo que vivir por los dos. Te pido una cosa: Busca en ese cielo que ahora es más limpio, mas azul desde que estás tu en él unos bancos, algún bujero donde vendan litronas y tortitas y esperanos. La muerte, sabiendo que tu nos esperas en el otro lado es muchísimo menos negra. Te quiero.

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  4. Gracias anónimo, gracias por tus palabras y por recordar a Juan con tanto cariño.

    Gracias también a Rafa y Luis, a los que en su momento no pude contestar porque el dolor era insoportable.

    Todavía hoy la voz se me quiebra y no acierto a decir nada coherente. Junto al dolor que siento crece de forma paulatina el orgullo de haber sido su hermano, y la satisfacción de ver en vuestras palabras el reconocimiento a lo que fue y significó.

    Juan murió como vivió, dándonos una lección a todos, sin molestar, sin reclamar nada, sin mentiras y con el corazón en la mano, sobretodo con un inmenso corazón en la mano...

    Gracias de nuevo amigo, ojalá él este como tú dices esperándonos plácidamente, riéndose con una lata de cerveza en la mano, feliz mientras ensaya una melodía en su viejo bajo de madera o escuchando un buen disco de su idolatrado Bruce Springsteen. Ojalá!!

    Un fuerte abrazo
    Jandro

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