El 14 de julio de 1789 miles de parisinos tomaron por la fuerza La Bastilla (una fortaleza de defensa convertida en prisión estatal), con la intención de obtener armas y municiones para la defensa y el mantenimiento del orden en París. Es el principio de uno de los acontecimientos más relevantes de la historia del ser humano, la Revolución francesa.
La Revolución marcó el final del absolutismo, dando lugar a un nuevo orden en el que las masas populares y la burguesía se hacían con el control político.
El principio de separación de poderes del estado se fraguo entonces, así como las ideas de libertad, fraternidad e igualdad que hoy nos parecen imprescindibles.
Para mi tiene un significado especial entrar en la plaza, aunque hoy nada recuerda a aquellos días. No quedan restos de la fortaleza y apenas, unos cientos de indignados procedentes de España en su camino de protestas a Bruselas, intentan recuperar el espíritu más noble de la revolución.
No sé donde nos llevará el movimiento actual de protestas, lo que sé es que hoy somos en gran medida lo que aquellos parisinos lograron con su determinación.
Os dejo con mucho retraso algunas fotos. El mal tiempo no ayudó demasiado.
Fotos: Antesdequetevayas. Algunas más en Flickr
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