viernes, 27 de enero de 2012
El domingo 29 de enero, tod@s a Sol
La semanas pasada agentes de la Policía Nacional comunicaron a las personas que preparaban la habitual asamblea en Sol, que en el futuro deberían de comunicar a la Delegación de Gobierno la celebración de las asambleas si no querían enfrentarse a posibles multas y sanciones (hasta 30.000 euros).
Las autoridades ya han advertido, que en el caso de no solicitar un permiso para el domingo 29, sancionarán a cualquiera que decida participar en en la asamblea.
La Comisión Legal de Sol ha emitido un comunicado ante las amenazas de la Delegación de Gobierno explicando su postura y haciendo un llamamiento para que no se inmiscuya en el derecho de de l@s ciudadan@s a participar de forma activa en la política (comunicado completo)
La Constitución española consagra el derecho de reunión pacífica, pero aunque no fuera así y no estuviera contemplado en la Constitución, los ciudadan@s seguiríamos teniendo el mismo derecho a sentarnos en una plaza e intercambiar ideas pacíficamente.
Tenemos ese derecho no por que lo diga la Constitución, si no porque somos seres humanos libres y autónomos, capaces de dotarnos de ese derecho a nosotros mismos para construir juntos un mundo mejor.
El domingo 29, Sol se llenará del 99%.
Comunicado de la Comisión Legal Sol ante las amenazas de al Delegación de Gobierno
Los indignados exigen poder seguir celebrando asambleas en las plazas
En defensa de las asambleas en espacios públicos
Cifuentes pide al 15M que notifique sus asambleas
La fotografía es de 1930, cuando Gandhi inicio la conocida Marcha de la Sal. Según las ley inglesa los indios no podían producir sal y estaban obligados a comprársela a los británicos (la sal era un elemento imprescindible para conservar los alimentos).
Gandhi recorrió a pie 300 kilómetros hasta llegar al Océano Pacífico, cuando llego a la costa recogió con sus manos un poco de sal y en un gesto simbólico comenzó a comerciar con ella de forma pública e ilegalmente, alentando a sus compatriotas a violar el monopolio del gobierno británico sobre la producción y distribución de la sal.
Su ejemplo fue inmediatamente seguido por todo el país, las cárceles se llenaron de ladrones de sal que reconocían abiertamente su delito, incluso Gandhi paso nueve meses en prisión (algunas fuentes hablan de 60.000 encarcelados y 400 muertos), pero finalmente el Gobierno Británico tuvo que liberar a todos los presos y permitir que los Indios pudieran producir su propia sal.
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